Sé que decir que estamos en un momento vital excepcional no es descubrir nada.
Sin embargo, expresar que lo que siento es estar en un momento necesario para que el ser humano desarrolle todas sus capacidades, me hace sentir muy feliz y puede parecer muy frívolo… A veces miro quién está a mi alrededor para poderlo hacer.
Así lo pienso, en estas épocas más extremas el ser humano DES-PI-ER-TA de su letargo y nos colocamos al 50% de nuestra capacidad de SER y de ESTAR.
Es cuanto menos curioso observar como nos vamos haciendo pequeños en el día a día sin darnos cuenta que menguamos nuestras aptitudes y generamos seres en serie y, en muchas ocasiones, vacíos.
Este año hemos innovado, reído, llorado, añorado, preguntado y respondido. Este año, nos ha hecho conectar con el que “todo puede pasar y todo puedo cambiar”. La vida se ha definido y podemos estar en ella y jugar o, de nuevo, dormirnos bajo un árbol sin sentir que cada instante es distinto al anterior.
Así, crear un “toque de queda” emocional, en el que las emociones, las nuestras, se convierten en nuestras prisioneras y nosotros en sus carceleros.
Las emociones necesitan salir y expresarse como el balón lo hace del agua. No podemos ocultarlas, no sentirás. Sería algo similar a querer que el riñón no realice su función… No os pregunto qué creéis que ocurriría…
Tapar la boca a la rabia genera rabia, tapar la boca al miedo genera miedo, tapar la boca a la tristeza genera tristeza y tapar la boca a la alegría genera alegría.
Y, ¿Qué es la alegría no compartida? Tal vez un poquito de culpa y/o vergüenza.
Yo ahora estoy alegre, feliz y me siento plena. Sé qué situación vivo y por ello, por estar viva me siento feliz… Es algo muy básico que los niños entienden a la primera y que nuestra mente adulta se enreda.
Si por tu parte, conectas con el miedo, deja que éste te cuente y charla con él. Seguramente quiere atención, quiere protegerte y llevarte a un lado con menos incertidumbre.
Si ignoras a ese miedo posiblemente buscará a aliados para tener más fuerza y ser atendido. Puede que te arrastre a un estado de terror en el que la razón ya esté más que perdida, por ello, al igual que un niño quiere ser atentado, el miedo también.
No hace falta que os diga que cada emoción tiene una función distinta y que todas ellas nos ayudan a sobrevivir. De ahí la importancia a ser atendidas, a no intentar meter un balón bajo el agua porque saldrá y lo hará con más fuerza. Incluso te podía golpear y dañar.
Nuestro cuerpo está preparado para escuchar a todas las emociones, cuestionarlas y negociar con ellas. Simplemente deja que lo haga y tendrá su propia respuesta.
Si hace tiempo que no dejas que así sea, es como entender a un alemán si hace años que no practicas su lengua… Date tiempo y dile que estás “re” conectando con el idioma y tranquilo, tranquila, te dará espacio…
Busquemos espacios para escucharnos, para preguntarnos y para darnos la mano.
Generemos silencios que nos acercan a un equilibrio emocional y vital tan saludable como necesario.
Date cariño del bueno, háztelo fácil y cuídate. Tres pasos, tres acciones, tres son tres…
No cuentes los segundos que estás contigo porque es el mejor tiempo invertido. La vida lo sabe, tú lo sabes y es lo único que importa.
Equilibremos la dedicación a nosotros mismos. Lo que cultivamos dentro es lo que ofreceremos ahí afuera.
Emociónate como tú solo, sola sabes hacerlo.
¡Deja salir a tus emociones para abrirte a la VIDA!